
CONSULTA #20
Doctora Maiatu: soy una fan suya desde que abrió esta consulta virtual. Por eso le escribo, porque me entristeció mucho aquella carta de aquella chica que no lograba encontrar el trabajo de sus sueños. Bueno, quería decirle que no desespere, que es posible, que yo he sido como ella durante casi diez años, pero que finalmente lo he logrado.
En mi caso, había probado tantos trabajos y con tal mal resultado, que estaba muy desanimada. Cada vez que mandaba un currículo nuevo sentía como un peso en el corazón. Pero seguí adelante como pude y me mentalice de que era posible. Me dije: "Voy a encontrar el trabajo que me haga feliz, el trabajo hecho justo para mí va a aparecer en pocos días, ahora por fin tendré un trabajo que no me haga sentir atrapada".
Bueno, pues también me propuse rechazar aquellos trabajos que ya de mano veía que no eran para mí. Tuve una oferta que no era nada en firme, donde me parecía que incluso con el tiempo podrían dejar de pagarme el sueldo, y otra que no tenía ninguna ventaja económica. Y las rechacé las dos, haciendo de tripas corazón, porque en aquel momento necesitaba dinero y debería haber aceptado cualquier cosa, si hubiese hecho caso a mi miedo.
Pronto empezaron a aparecer más anuncios en el periódico, ofertas que me apetecían más. Yo soy periodista de profesión y miserias, porque este trabajo es así, mal pagado toda la vida y muchas horas, y si tienes contrato ya te puedes dar con un canto en el pecho. Pues yo me propuse el más difícil todavía: encontrar un trabajo de periodista bien pagado y con contrato,y encima donde estar a gusto.
Cuando me llamaron para la entrevista, fui decidida a decir que no si no me agradaba algo. ¡Qué coño, había llegado tan lejos que no iba a rendirme ahora y aceptar un trabajo que no me gustase! La entrevista resultó curiosamente insípida, sin embargo. No me dio ninguna pista sobre lo que podía resultar. Pero me ofrecían Seguridad Social, un buen sueldo y vacaciones... Y ejercer el periodismo, aunque fuese ese periodismo descafeinado que se estila ahora. Por lo menos, no era para perseguir personajillos de la tele micrófono en ristre.
Me dijeron que me necesitaban inmediatamente. Era en el centro de mi ciudad, la redacción. Otra cosa positiva: no tendría que andar ni conducir largas distancias. Y allí me presenté. Empecé con desconfianza: en ocasiones anteriores me había entusiasmado mucho las primeras semanas, para luego llevarme la gran torta una vez que empezaba a ver la realidad como era. Pero esta vez decidí tomármelo con calma.
Poco a poco, le fui cogiendo el tranquillo a mi nuevo curro. Es el día a día de las noticias. El periódico lo lee mucha gente, porque es gratuito. Y está bien pagado, por fin tengo dinero de sobra, pagas extras y llego a fin de mes. Además, el periodismo que hacemos no es tan descafeinado como pensé en un principio. Se publican denuncias y se hacen reportajes de investigación. Lo mejor es que hay días de descanso todas las semanas y luego unas vacaciones largas de verano, ¡benditas sean! Mis compañeros son buena gente, no se meten con nadie, incluso he llegado a hacerme una amiga, una compañera muy maja que trabaja en otra sección. En caso de apuro, todo el mundo arrima el hombro, y no hay zancadillas ni puñaladas traperas, lo cual es muy de agradecer, visto lo visto en otros medios de comunicación.
El director, nuestro jefe, es un tío retraído, pero no es mala gente. Yo he procurado no cotillear ni criticarlo, sencillamente hacer mi trabajo bien. He podido comprobar que las murmuraciones y las críticas a espaldas de la dirección envenenan tu trabajo y al final se crea un ambiente que no hay quien lo aguante, así que ahora paso de todo eso, hago lo que hay que hacer, y vivo feliz. Si en algún momento quiero comentar algo, lo comento en casa con mi marido y nadie más.
Total, que poco a poco me ha ido gustando más y más mi trabajo. Por fin hago lo que me gusta sin presiones ni malos rollos. Por fin me siento a gusto yendo al curro los lunes, es como mi segundo hogar. Y ya llevo dos años y medio en el mismo sitio, ¡todo un récord para mí! Incluso me han comentado desde la dirección general del medio en Madrid que se ha pensado en ascenderme. Por supuesto, todos los años me aumentan convenientemente el sueldo, pero un ascenso sería ya la guinda del pastel.
Cuento todo esto para que esa chica siga soñando con su trabajo ideal. ¡Es posible, sólo tiene que seguir soñando un poco más y listo! Y gracias por su maravilloso consultorio, doctora. No me imagino qué caso único tiene usted "en nevera" para mostrarnos en las próximas semanas. :-) Pero lo espero con impaciencia.
Rosa López (Uviéu, Asturies) (*)
DOCTORA MAIATU:
Ni te imaginas las cartas que me están llegando, querida. Carne fresca, ñam, ñam. Pero cada cosa a su tiempo. Muchas gracias por tus alabanzas y también por esta preciosa carta. Que aunque éste sea un consultorio para deseperados, de vez en cuando viene muy bien un soplo de aire fresco, una carta positiva que nos comunique que uno /una puede encontrar el trabajo de su vida, el amor de su vida, o el coche de su vida... lo importante es pasarlo bien sin ofender a nadie y disfrutar de este mundo al máximo. Que cuando nos vayamos podamos decir: "¡Uf, qué juerga me he corrido en el planeta Tierra!" ¡A ello, amigos! ¡Y bravo por ti, María!
(*) Estos casos son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia... o debería serlo.
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