
CONSULTA #4
Desde hace dos meses estoy muy preocupado. Hasta ahora no me había importado mucho la historia de la familia, pero es que llevo semanas sin hacer una a derechas. Y cuando pienso en mi abuelo y en mi padre... que a ver si hay algún gen de esos hereditarios que me hayan "pasao"... pues entonces estoy "jodío".
Porque lo de mi abuelo traía tela... que puso una granja de pollos poco antes de la Guerra Civil, y primero pasaron por allí los "azules" y no dejaron ni una pluma, del hambre que traían. Pues el hombre, con más moral que el Alcoyano, recoge los pocos ahorros que le quedaban e intenta resucitar el negocio. Pero qué va, en éstas vienen los "rojos" de la montaña y hala, vuelta a dejarle sin nada. En esas circunstancias, mi abuelo se quedó arruinado y ya desde ahí, no volvió a levantar cabeza. Negocio que montaba, negocio que se iba a pique por las tonterías más grandes. Cuando puso una sastrería, se inventó el "prêt-à-porter". Si le daba por los sombreros, dejaban de llevarse. Y así sucesivamente, una pena todo.
Lo de mi padre fue de aúpa también. Era capaz de chocar con el coche en una carretera secundaria en la que no pasaban dos vehículos en todo el día, él... y el otro con el que se estrelló de frente. Que para más colmo venía en su mismo sentido. ¿Cómo pudo hacerlo? Nadie lo sabe hasta el día de hoy.
En las tiendas del barrio le temían y hasta había alguno que colgaba el cartelito de "cerrado" en cuanto le veía acercarse. Porque establecimiento en el que entraba, establecimiento que iba de culo. El bar de la esquina tuvo que cerrar tres veces, hasta que al nuevo dueño se le ocurrió prohibir la entrada a perros... y a mi padre.
En el amor no le fue mejor: mi madre, una santa pero muy humana, le puso los cuernos por todo lo alto con un técnico electricista que vino un día a revisar la instalación del edificio. Revisó la instalación... y a mi madre.
Mi padre, pobre hombre, tuvo la mala suerte de no enterarse hasta el día antes de su muerte, cuando mi madre en conciencia no pudo callar más, y cuando a él no le daba tiempo a cambiar el testamento. Y cuando en realidad le daba igual, porque para qué morirse "disgustao". Pues así se murió, pobrecillo. Gafe hasta el final.
Yo hasta ahora pensaba que me había librado de la herencia familiar, pero no. Hace tres meses yo llevaba una vida más que decente: ahora estoy en el paro, sin saber por qué, el dinero se me acaba y no me sale una oferta de empleo ni de casualidad. La única que me salió era una engañifa "pa" vender de puerta a puerta, y mientras aceptaba ésa, perdí otra que me valía. Cago en... A mi mujer la tengo con las maletas en la puerta, a punto de irse porque dice que ya no me soporta, pero que me deja a los niños, que a ella le toca vivir la vida, y bla, bla, bla... ¡Pero qué más vida quiere vivir, si nunca ha pegado golpe, y siempre ha tenido de todo como una reina! Y de nuevo las tiendas del barrio están en estado de alerta conmigo, que ya he empezado a notar malas caras, a ver si me cuelgan a mí ahora el dichoso cartelito de "prohibida la entrada". ¿Se le ocurre algo para librarme del gafe heredado, doctora?
Chus Milvientos (Girona) (*)
DOCTORA MAIATU:
Me parece que el "gafe" tuyo no es heredado, Chus, sino que lo estás creando tú a fuerza de bien. Repasemos tu historia familiar: si tu abuelo era tan "gafe" como dices, que nadie lo niega, y si tu padre ídem de ídem, y sabemos que tu madre se lió con el técnico electricista, ¿cuántas posibilidades tienes tú de ser legítimo? Muy pocas, hijo, muy pocas. Seguro que eres hijo del técnico ése, que la suerte la tenía a espuertas, ya ves qué bien salió del paso. O... ¿no creerás que tu padre, con lo gafe que era, iba a pasarse sin cuernos 100%, no? Yo apostaría por olvidarme de "gafes" y tonterías y reconocer tu herencia, ir en busca de tu verdadero padre, gritarle "papaaa" a la cara con lágrimas en los ojos, y con la insinuación de que ahora hay análisis de paternidad y demás zarandajas, sacarle pasta a espuertas hasta que encuentres otro trabajo. A él se le acabó la suerte, pero tú, Chus, acabas de empezar la auténtica buena racha.
(*) Estos casos son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia... o debería serlo.
Desde hace dos meses estoy muy preocupado. Hasta ahora no me había importado mucho la historia de la familia, pero es que llevo semanas sin hacer una a derechas. Y cuando pienso en mi abuelo y en mi padre... que a ver si hay algún gen de esos hereditarios que me hayan "pasao"... pues entonces estoy "jodío".
Porque lo de mi abuelo traía tela... que puso una granja de pollos poco antes de la Guerra Civil, y primero pasaron por allí los "azules" y no dejaron ni una pluma, del hambre que traían. Pues el hombre, con más moral que el Alcoyano, recoge los pocos ahorros que le quedaban e intenta resucitar el negocio. Pero qué va, en éstas vienen los "rojos" de la montaña y hala, vuelta a dejarle sin nada. En esas circunstancias, mi abuelo se quedó arruinado y ya desde ahí, no volvió a levantar cabeza. Negocio que montaba, negocio que se iba a pique por las tonterías más grandes. Cuando puso una sastrería, se inventó el "prêt-à-porter". Si le daba por los sombreros, dejaban de llevarse. Y así sucesivamente, una pena todo.
Lo de mi padre fue de aúpa también. Era capaz de chocar con el coche en una carretera secundaria en la que no pasaban dos vehículos en todo el día, él... y el otro con el que se estrelló de frente. Que para más colmo venía en su mismo sentido. ¿Cómo pudo hacerlo? Nadie lo sabe hasta el día de hoy.
En las tiendas del barrio le temían y hasta había alguno que colgaba el cartelito de "cerrado" en cuanto le veía acercarse. Porque establecimiento en el que entraba, establecimiento que iba de culo. El bar de la esquina tuvo que cerrar tres veces, hasta que al nuevo dueño se le ocurrió prohibir la entrada a perros... y a mi padre.
En el amor no le fue mejor: mi madre, una santa pero muy humana, le puso los cuernos por todo lo alto con un técnico electricista que vino un día a revisar la instalación del edificio. Revisó la instalación... y a mi madre.
Mi padre, pobre hombre, tuvo la mala suerte de no enterarse hasta el día antes de su muerte, cuando mi madre en conciencia no pudo callar más, y cuando a él no le daba tiempo a cambiar el testamento. Y cuando en realidad le daba igual, porque para qué morirse "disgustao". Pues así se murió, pobrecillo. Gafe hasta el final.
Yo hasta ahora pensaba que me había librado de la herencia familiar, pero no. Hace tres meses yo llevaba una vida más que decente: ahora estoy en el paro, sin saber por qué, el dinero se me acaba y no me sale una oferta de empleo ni de casualidad. La única que me salió era una engañifa "pa" vender de puerta a puerta, y mientras aceptaba ésa, perdí otra que me valía. Cago en... A mi mujer la tengo con las maletas en la puerta, a punto de irse porque dice que ya no me soporta, pero que me deja a los niños, que a ella le toca vivir la vida, y bla, bla, bla... ¡Pero qué más vida quiere vivir, si nunca ha pegado golpe, y siempre ha tenido de todo como una reina! Y de nuevo las tiendas del barrio están en estado de alerta conmigo, que ya he empezado a notar malas caras, a ver si me cuelgan a mí ahora el dichoso cartelito de "prohibida la entrada". ¿Se le ocurre algo para librarme del gafe heredado, doctora?
Chus Milvientos (Girona) (*)
DOCTORA MAIATU:
Me parece que el "gafe" tuyo no es heredado, Chus, sino que lo estás creando tú a fuerza de bien. Repasemos tu historia familiar: si tu abuelo era tan "gafe" como dices, que nadie lo niega, y si tu padre ídem de ídem, y sabemos que tu madre se lió con el técnico electricista, ¿cuántas posibilidades tienes tú de ser legítimo? Muy pocas, hijo, muy pocas. Seguro que eres hijo del técnico ése, que la suerte la tenía a espuertas, ya ves qué bien salió del paso. O... ¿no creerás que tu padre, con lo gafe que era, iba a pasarse sin cuernos 100%, no? Yo apostaría por olvidarme de "gafes" y tonterías y reconocer tu herencia, ir en busca de tu verdadero padre, gritarle "papaaa" a la cara con lágrimas en los ojos, y con la insinuación de que ahora hay análisis de paternidad y demás zarandajas, sacarle pasta a espuertas hasta que encuentres otro trabajo. A él se le acabó la suerte, pero tú, Chus, acabas de empezar la auténtica buena racha.
(*) Estos casos son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia... o debería serlo.
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