
CONSULTA #16
Tengo 15 años, me llamo Lucía, y estoy desesperada, doctora. No tengo a quien consultar, porque me muero de la vergüenza. Y tampoco puedo volver al Instituto después de lo que me pasó: llevo una semana haciendo "pellas" y me paso el día andando de aquí para allá, sin querer ir a clase. Mi madre no se ha enterado de milagro, porque he falsificado su firma y enviado una carta diciendo que tengo gripe.
Pero lo peor, la causa de todo, ocurrió el viernes. Empezó como un día normal, con los "profes" soltando el mismo rollo de siempre y demás. Sin embargo, a media mañana se oye por el altavoz que el director nos convoca a todas las clases al salón de actos. A todos nos pareció muy bien, así nos saltábamos el resto de la clase, que ya estábamos medio "zumbaos" de oír al "pedorro" de Química.
En el salón de actos, el director empezó a explicarnos los actos de Navidad que se iban a organizar en el centro. Y entonces, no sé qué me pasó, todo se volvió borroso, y fui cayendo, cayendo... Me contaron después que caí a plomo al suelo, desmayada. Me golpeé contra la fila de asientos de delante, pero no fue mucho. Es cierto que soy dada a caídas de tensión, pero aquella fue la primera vez que me pasa así, de golpe. Normalmente tengo tiempo de sentarme o tumbarme, y apoyar la cabeza.
Pues entonces, según me dijeron después, una chica de Segundo de ESO, bastante creída ella, y que estaba cerca de mí, los hizo apartar a todos de mi alrededor, ya que todo el Instituto se había girado hacia donde estaba yo, al oír el golpe, y los gritos de los que estaban a mi lado. Antes de que nadie pudiera impedirlo, parece ser que les gritó a todos que ella iba a estudiar Medicina, que sabía de estos casos, y que lo mejor era ¡zas! levantarme las piernas en ángulo recto para que la sangre me llegase al cerebro.
Y ni corta ni perezosa... con la mala suerte de que por primerísima vez en mi puñetera vida, aquel día me había puesto faldita... sin bragas debajo. Es que habíamos estado hablando unas compañeras y yo de lo "sexy" y atrevidas que parecían aquellas actrices a las que pillan los fotógrafos en el peor momento y sin ropa interior.
Todo el Instituto rompió a reír al ver aparecer mis piernas entre la muchedumbre, pero después hubo más que risas. Lo vieron todo, todo, de mis partes más íntimas. ¡Y sin depilar! Unos desde una perspectiva, otros desde otra. Ni en "Interviú", doctora. "¡¿Hostia, ¿te has fijado?!", "¡Qué fuerte!", me contó una amiga que se decían unos a otros. :-(
Una pesadilla total. En dos minutos llegó el director y el resto de los profesores, que estaban más alejados, y censuraron el espectáculo. Pero para entonces yo ya había empezado a recuperarme y a entender el horror de lo que estaba pasando.
Aquel día fui la comidilla del centro. Risas, groserías, gestos sucios, bueno, imagínese. Desde entonces no he vuelto. No le veo solución a esto, y no me atrevo a contárselo a mis padres.
Lucía H. (Hidalgüelo) (*)
DOCTORA MAIATU:
Menudo marrón, chica, te comprendo perfectamente. Pero para empezar, me acuerdo de una cosa que me decía mi madre, ¡y qué razón tenía!: "Dentro de 10 años ni te vas a acordar de esto, ni de lo preocupada que estuviste". Y luego, que si te llega a pasar lo que te pasó 40 años antes, se monta la de San Quintín, pero afortunadamente en esta época en que todo el mundo se destapa, tu caso es uno de tantos. ¿Más tranquila ahora?
¿Qué cómo lo arreglas? Yo iría a ver al director, o si te da "corte", a algún profesor / profesora con la que tengas confianza, y le contaría lo mal que lo estás pasando, y si te podrían ayudar dando una clase generalizada sobre la aceptación de la propia imagen y el propio cuerpo, en el mismo salón de actos donde te pasó todo. Dile que así, a partir de ese momento, podrías reintegrarte a las clases con normalidad, y que si no estás en riesgo de convertirte en un nuevo caso de acoso escolar. Que ya estamos en el siglo XXI y los adolescentes, aunque han evolucionado, aún no tienen clara la belleza del cuerpo humano, incluida la pelvis y el culo, cómo no. Y siguen sin aceptar sus cuerpos normalmente, como tampoco hace la población en general. Es hora de empezar a cambiar esto, ¿no crees?


(*) Estos casos son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia... o debería serlo.
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