
CONSULTA #14
Lo del mercado inmobiliario no tiene nombre, doctora. No se puede imaginar cómo me han dejado mi piso, unos constructores desgraciados que parecen aquellos Benito y Manolo de "Manos a la obra", ¿se acuerda? Ya debería haber empezado a mosquearme cuando por las buenas empezaron a hacer una planta de garajes más, y eliminaron todos los adornos de la fachada, hasta dejar el inmueble estilo "soviet" y sin gracia.
Pero el susto me lo llevé cuando, tras muchos meses esperando y diversas demoras a las que no dimos importancia, nos fuimos felices a la entrega de llaves. Todo iba bastante bien hasta llegar al salón, pero allí, ¡horror!, ¿qué veo? ¡Un gigantesco armario empotrado sobresale de la pared y se adentra en la habitación! Era como una de esas gigantescas espinillas que te salen cuando adolescente y te afean la cara y no hay forma de luchar contra ellas.
Me he peleado con los promotores, y los he denunciado, pero no le veo mucho remedio. Al ser el armario empotrado, tendríamos que tirar abajo sus paredes y parte de la pared del salón. Y todo eso nos costaría bastante, una fortuna de la que no disponemos,... Y hasta que se falle el juicio, tampoco vamos a conseguir un duro de los promotores. ¿Se le ocurre cómo disimular el desaguisado?
Coral Mañado (Ponferrada) (*)
DOCTORA MAIATU:
De disimular, nada, chachina. Tú enseña el piso bien ancha a tus amistades y cuéntales que ese armario es la última moda en decoración. "La habitación que se guarda a sí misma", o algo así, diles que es el concepto. No te cortes ni enrojezcas, y mantente en tus trece, acabarás convenciéndolos y verás cómo más de uno te imita. Y envía recortes a las revistas de decoración, que ofrecen premios a la colocación de muebles más original. A nadie se le había ocurrido situar un armario en medio del salón, eres la primera, una pionera... ¡Es genial!
(*) Estos casos son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia... o debería serlo.
1 comentario:
Joer, tía, que marrón.
Pili
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