miércoles, 12 de diciembre de 2007

Mi hijo me trae "okupas" a dormir a casa


CONSULTA #15

Tengo dos hijos, un chico y una chica adolescentes, y desde pequeños los he educado para que fueran tolerantes con los demás y echasen una mano al prójimo siempre que pudieran. El problema es que mi hijo se ha tomado la lección demasiado al pie de la letra y ahora, cuando sale "de marcha", se compadece de cualquier chaval que ve por ahí tirado en las aceras, entre un bar y otro, y si se entera de que no tiene donde dormir, pues se lo trae a casa a dormir al sofá del salón, tan pancho.


El otro día me llevé un susto morrocotudo por ese motivo. Me desperté con sed a las tres de la mañana, y me fui a la cocina a por un vaso de agua. Y de repente, en el salón distingo un bulto. El corazón se me fue a la boca, y me quedé helada. ¡Nos ha entrado alguien!, pensé. Y en éstas, el bulto se vuelve, y es un veinteañero con unas greñas espantosas, bastante sucio y peor vestido, que me saluda alegremente: "¡Hola, tronca! ¿Dónde tenéis el baño?". Y se va pasillo adelante.


En vez de un vaso de agua, me preparé una tila doble aquella noche. Y luego fui a mi dormitorio y arrimé una mesa contra la puerta, pero aún así no pude pegar ojo. Desde entonces, han sido dos o tres veces las que mi "bendito" hijo ha traído desconocidos a casa. Aplica la Biblia al pie de la letra, y eso es lo que me dice cuando he tratado de que bajase un poco el ritmo misionero. "Pero, mamá, ¿no es esto lo que tú me habías enseñado? ¿Y no te dan pena esos pobres tíos que no tienen a donde ir y han de pasar la noche al fresco?" Cuando le señalo que seguramente esos "pobres tíos" tienen a alguien en alguna parte, y que no sabemos sus antecedentes, él me llama desconfiada, retrógada y carca, y dice que soy una farisea, porque predico una cosa y hago la contraria.


Y entonces yo me quedo sin palabras.


Recurro a usted, doctora, porque estoy divorciada y con mi ex marido no se puede contar, ni ahora ni nunca. ¿Hay alguna forma, que se le ocurra a usted, de que mi hijo deje de traer extraños a casa, sin que tenga que sentirme yo mal por ser una "farisea"?



Mari Luz (Pozuelo) (*)


DOCTORA MAIATU:


Podrías probar el método "sucio", que suele ser el más apropiado. La próxima vez que aparezca un chaval de ésos en tu salón, dale 100 euros (caro, ya lo sé, pero a grandes males...) para que se vaya en seguida. Dile que es un favor que te hace, que necesitas el salón, y que estás tan agradecida que además puede llevarse una de las chucherías que seguro tienes por casa, a poder ser alguna cosa que aprecie tu hijo, como la Play Station, por poner un ejemplo. ;-) Ah, y secreto absoluto, recuérdale, esquiva a mi hijo si lo ves, porque este es un trato entre nosotros, y no sabes cuánto te lo agradezco... El chico seguro que se va flipado pero feliz de la casa. Con 100 euros y una Play Station por el morro, tú me dirás.


Y llega la mañana, y el disgusto monumental de tu hijo al ver que su acogido ha resultado ser un ladrón y un aprovechado. Y entonces tú pones caritas y le hablas de lo de la "otra mejilla", y que hacer obras de caridad es complejo, y hay que tener cuidado, y etcétera. Es más fácil que entre en razón después del "robo" que antes, ¿no crees?


Pero si aún así persevera, entonces ríndete. Ese chico tuyo tiene vocación para ingresar en una orden religiosa. Empieza a buscar convento.

(*) Estos casos son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia... o debería serlo.

No hay comentarios: