jueves, 20 de diciembre de 2007

La familia quiere conocer a mi novio ficticio




CONSULTA #18

Aquí estoy otra vez, doctora, y muy agradecida por haberme enseñado a decir "No" (y le ruego que NO insista, porque NO voy a prestarle dinero) -véase post anterior-. Dirá usted que no gano para sustos, volviendo a escribirla tan pronto, pero es que últimamente...

Al grano, a ver si se le ocurre algo: que he tenido comida familiar y, como siempre, mis tíos, mis padres y demás pesados de mi familia no pararon con las indirectas, y directas, de que a ver cuándo me agenciaba un novio, que a los 40 años que tengo se me ha pasado el arroz hace tiempo (¡si ven los consoladores alucinan! )-de nuevo, véase post anterior, y dale que te pego... Hasta que no pude más y les solté que no era asunto suyo, pero que tengo novio, más o menos formal, desde hace cinco años.

Los dejé con la boca abierta y calladitos, como yo quería. Pero sólo les duró cinco minutos.

Y entonces mi madre empezó a lloriquear, y a recriminarme por no haberles contado que tenía novio. "No nos tienes en cuenta para nada, eres una insensible...", y así siguió un buen rato.

Se montó una buena. Todos hablando de lo rara que yo era, y haciéndome preguntas sobre mi supuesto novio. La cosa cada vez se ponía peor, y yo no sabía cómo salir del apuro. Al final, mi madre insistió en que mi "novio" acudiese a nuestra cena de Nochevieja, para que toda la familia pudiese conocerlo. Y no admitirá un "no" por respuesta.

¿Se le ocurre algo para salir del paso, doctora?

Conchi Peso (Luerca, Zaragoza) (*)

DOCTORA MAIATU:

Di a tu familia que has cortado con él, precisamente porque cuando le invitaste a la cena él rehusó conocer a tu familia, porque dijo que te quería sólo para él y que las familias respectivas sólo servirían para enredarlo todo. A eso tú respondiste (siempre según esta historia) que para ti la familia lo es todo. Esto te hará quedar como una heroína delante de tu madre y demás parentela, que se sentirán queridos. Además, tardarán un tiempo despúes de esta tremebunda historia en volver a preguntarte por novios. Ah, y cuando tengas novio de verdad, apártalo de ese tumulto cuanto puedas.

(*) Estos casos son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia... o debería serlo.

Compré 36 consoladores por no saber decir "no"


CONSULTA #17


Soy soltera, doctora Maiatu, y vivo sola. La verdad, sé que la gente anda como loca buscando pareja, pero yo vivo muy bien así, y no siento que me falte nada. Si sale, sale, pero si no... pues a disfrutar de la vida igual. Bueno, eso era hasta el pasado fin de semana, en que se me ocurrió darme una vuelta por el centro comercial que está al lado de mi casa.


Me fijé en que habían abierto una tienda nueva y entré a curiosear. Era una mezcla de "sex shop" y tienda de regalos "friquis", con mucho paño negro por el techo, muñecos que se movían y pegaban alaridos... muy chula pero no era mi estilo.


En éstas que me doy la vuelta para irme, y que me atrapa el vendedor, interceptándome el paso. Yo empiezo a temblar, como un insecto cogido en una telaraña. Y es que tengo que decirle, doctora Maiatu, que uno de mis mayores defectos es que soy casi incapaz de negarme a algo. Me pasa desde pequeña, que me cuesta muchísimo, y no sé por qué. Para disimular, suelo hacerme la distraída.


Pero este vendedor fue demasiado listo para mí. Todo fue cosa de cinco minutos. Empezó a hablar sin parar, cogió un aparato del estante, y me lo enseñó, y bla, bla, bla... y antes de que me diera cuenta estaba sacando la tarjeta de crédito, y pagando. Dijo que era bueno tener más de uno, por si acaso, y yo asentí hipnotizada. Y le dije que me llevaba todos los que tenía. Pareció un poco sorprendido, pero en seguida me lo cargó en cuenta.


Y me lanzó una bolsa grande.


Yo seguí por el centro comercial adelante como atontada. Tardé cinco minutos en despertar, y entonces eché un vistazo a la bolsa. ¡Y allí estaban, 36 consoladores nuevecitos y listos para entrar en funcionamiento! Corrí al cajero y ví que me había gastado mis ahorros en la compra.


No soy capaz de devolverlos, doctora Maiatu, no me pida eso, seguro que salgo con otro montón de atrocidades si vuelvo a la tienda y me encuentro al mismo vendedor.


Estoy dispuesta a quedarme con los consoladores como castigo a no ser capaz de decir "no", pero me gustaría que me sugiriera algún truco para aprender a negarme en el futuro.


Conchi Peso (Luerca, Zaragoza) (*)



DOCTORA MAIATU: Hummm... tendrías que practicar delante del espejo, y poco a poco... Pero mientras tanto, ¿por qué no me prestas tres mil euros, que tengo mucha urgencia de dinero? Te envío mis datos y cuenta bancaria a tu e-mail. Gracias, Conchi, te los devuelvo en cuanto pueda, eres un cielo.


(*) Estos casos son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia... o debería serlo.

Enseñé mis partes a todo el Instituto sin querer


CONSULTA #16
Tengo 15 años, me llamo Lucía, y estoy desesperada, doctora. No tengo a quien consultar, porque me muero de la vergüenza. Y tampoco puedo volver al Instituto después de lo que me pasó: llevo una semana haciendo "pellas" y me paso el día andando de aquí para allá, sin querer ir a clase. Mi madre no se ha enterado de milagro, porque he falsificado su firma y enviado una carta diciendo que tengo gripe.

Pero lo peor, la causa de todo, ocurrió el viernes. Empezó como un día normal, con los "profes" soltando el mismo rollo de siempre y demás. Sin embargo, a media mañana se oye por el altavoz que el director nos convoca a todas las clases al salón de actos. A todos nos pareció muy bien, así nos saltábamos el resto de la clase, que ya estábamos medio "zumbaos" de oír al "pedorro" de Química.

En el salón de actos, el director empezó a explicarnos los actos de Navidad que se iban a organizar en el centro. Y entonces, no sé qué me pasó, todo se volvió borroso, y fui cayendo, cayendo... Me contaron después que caí a plomo al suelo, desmayada. Me golpeé contra la fila de asientos de delante, pero no fue mucho. Es cierto que soy dada a caídas de tensión, pero aquella fue la primera vez que me pasa así, de golpe. Normalmente tengo tiempo de sentarme o tumbarme, y apoyar la cabeza.

Pues entonces, según me dijeron después, una chica de Segundo de ESO, bastante creída ella, y que estaba cerca de mí, los hizo apartar a todos de mi alrededor, ya que todo el Instituto se había girado hacia donde estaba yo, al oír el golpe, y los gritos de los que estaban a mi lado. Antes de que nadie pudiera impedirlo, parece ser que les gritó a todos que ella iba a estudiar Medicina, que sabía de estos casos, y que lo mejor era ¡zas! levantarme las piernas en ángulo recto para que la sangre me llegase al cerebro.

Y ni corta ni perezosa... con la mala suerte de que por primerísima vez en mi puñetera vida, aquel día me había puesto faldita... sin bragas debajo. Es que habíamos estado hablando unas compañeras y yo de lo "sexy" y atrevidas que parecían aquellas actrices a las que pillan los fotógrafos en el peor momento y sin ropa interior.

Todo el Instituto rompió a reír al ver aparecer mis piernas entre la muchedumbre, pero después hubo más que risas. Lo vieron todo, todo, de mis partes más íntimas. ¡Y sin depilar! Unos desde una perspectiva, otros desde otra. Ni en "Interviú", doctora. "¡¿Hostia, ¿te has fijado?!", "¡Qué fuerte!", me contó una amiga que se decían unos a otros. :-(

Una pesadilla total. En dos minutos llegó el director y el resto de los profesores, que estaban más alejados, y censuraron el espectáculo. Pero para entonces yo ya había empezado a recuperarme y a entender el horror de lo que estaba pasando.

Aquel día fui la comidilla del centro. Risas, groserías, gestos sucios, bueno, imagínese. Desde entonces no he vuelto. No le veo solución a esto, y no me atrevo a contárselo a mis padres.
Lucía H. (Hidalgüelo) (*)


DOCTORA MAIATU:

Menudo marrón, chica, te comprendo perfectamente. Pero para empezar, me acuerdo de una cosa que me decía mi madre, ¡y qué razón tenía!: "Dentro de 10 años ni te vas a acordar de esto, ni de lo preocupada que estuviste". Y luego, que si te llega a pasar lo que te pasó 40 años antes, se monta la de San Quintín, pero afortunadamente en esta época en que todo el mundo se destapa, tu caso es uno de tantos. ¿Más tranquila ahora?

¿Qué cómo lo arreglas? Yo iría a ver al director, o si te da "corte", a algún profesor / profesora con la que tengas confianza, y le contaría lo mal que lo estás pasando, y si te podrían ayudar dando una clase generalizada sobre la aceptación de la propia imagen y el propio cuerpo, en el mismo salón de actos donde te pasó todo. Dile que así, a partir de ese momento, podrías reintegrarte a las clases con normalidad, y que si no estás en riesgo de convertirte en un nuevo caso de acoso escolar. Que ya estamos en el siglo XXI y los adolescentes, aunque han evolucionado, aún no tienen clara la belleza del cuerpo humano, incluida la pelvis y el culo, cómo no. Y siguen sin aceptar sus cuerpos normalmente, como tampoco hace la población en general. Es hora de empezar a cambiar esto, ¿no crees?







nudis_lc.queroumforum.com

(*) Estos casos son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia... o debería serlo.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Mi hijo me trae "okupas" a dormir a casa


CONSULTA #15

Tengo dos hijos, un chico y una chica adolescentes, y desde pequeños los he educado para que fueran tolerantes con los demás y echasen una mano al prójimo siempre que pudieran. El problema es que mi hijo se ha tomado la lección demasiado al pie de la letra y ahora, cuando sale "de marcha", se compadece de cualquier chaval que ve por ahí tirado en las aceras, entre un bar y otro, y si se entera de que no tiene donde dormir, pues se lo trae a casa a dormir al sofá del salón, tan pancho.


El otro día me llevé un susto morrocotudo por ese motivo. Me desperté con sed a las tres de la mañana, y me fui a la cocina a por un vaso de agua. Y de repente, en el salón distingo un bulto. El corazón se me fue a la boca, y me quedé helada. ¡Nos ha entrado alguien!, pensé. Y en éstas, el bulto se vuelve, y es un veinteañero con unas greñas espantosas, bastante sucio y peor vestido, que me saluda alegremente: "¡Hola, tronca! ¿Dónde tenéis el baño?". Y se va pasillo adelante.


En vez de un vaso de agua, me preparé una tila doble aquella noche. Y luego fui a mi dormitorio y arrimé una mesa contra la puerta, pero aún así no pude pegar ojo. Desde entonces, han sido dos o tres veces las que mi "bendito" hijo ha traído desconocidos a casa. Aplica la Biblia al pie de la letra, y eso es lo que me dice cuando he tratado de que bajase un poco el ritmo misionero. "Pero, mamá, ¿no es esto lo que tú me habías enseñado? ¿Y no te dan pena esos pobres tíos que no tienen a donde ir y han de pasar la noche al fresco?" Cuando le señalo que seguramente esos "pobres tíos" tienen a alguien en alguna parte, y que no sabemos sus antecedentes, él me llama desconfiada, retrógada y carca, y dice que soy una farisea, porque predico una cosa y hago la contraria.


Y entonces yo me quedo sin palabras.


Recurro a usted, doctora, porque estoy divorciada y con mi ex marido no se puede contar, ni ahora ni nunca. ¿Hay alguna forma, que se le ocurra a usted, de que mi hijo deje de traer extraños a casa, sin que tenga que sentirme yo mal por ser una "farisea"?



Mari Luz (Pozuelo) (*)


DOCTORA MAIATU:


Podrías probar el método "sucio", que suele ser el más apropiado. La próxima vez que aparezca un chaval de ésos en tu salón, dale 100 euros (caro, ya lo sé, pero a grandes males...) para que se vaya en seguida. Dile que es un favor que te hace, que necesitas el salón, y que estás tan agradecida que además puede llevarse una de las chucherías que seguro tienes por casa, a poder ser alguna cosa que aprecie tu hijo, como la Play Station, por poner un ejemplo. ;-) Ah, y secreto absoluto, recuérdale, esquiva a mi hijo si lo ves, porque este es un trato entre nosotros, y no sabes cuánto te lo agradezco... El chico seguro que se va flipado pero feliz de la casa. Con 100 euros y una Play Station por el morro, tú me dirás.


Y llega la mañana, y el disgusto monumental de tu hijo al ver que su acogido ha resultado ser un ladrón y un aprovechado. Y entonces tú pones caritas y le hablas de lo de la "otra mejilla", y que hacer obras de caridad es complejo, y hay que tener cuidado, y etcétera. Es más fácil que entre en razón después del "robo" que antes, ¿no crees?


Pero si aún así persevera, entonces ríndete. Ese chico tuyo tiene vocación para ingresar en una orden religiosa. Empieza a buscar convento.

(*) Estos casos son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia... o debería serlo.

Tengo un armario empotrado en medio del salón


CONSULTA #14


Lo del mercado inmobiliario no tiene nombre, doctora. No se puede imaginar cómo me han dejado mi piso, unos constructores desgraciados que parecen aquellos Benito y Manolo de "Manos a la obra", ¿se acuerda? Ya debería haber empezado a mosquearme cuando por las buenas empezaron a hacer una planta de garajes más, y eliminaron todos los adornos de la fachada, hasta dejar el inmueble estilo "soviet" y sin gracia.

Pero el susto me lo llevé cuando, tras muchos meses esperando y diversas demoras a las que no dimos importancia, nos fuimos felices a la entrega de llaves. Todo iba bastante bien hasta llegar al salón, pero allí, ¡horror!, ¿qué veo? ¡Un gigantesco armario empotrado sobresale de la pared y se adentra en la habitación! Era como una de esas gigantescas espinillas que te salen cuando adolescente y te afean la cara y no hay forma de luchar contra ellas.

Me he peleado con los promotores, y los he denunciado, pero no le veo mucho remedio. Al ser el armario empotrado, tendríamos que tirar abajo sus paredes y parte de la pared del salón. Y todo eso nos costaría bastante, una fortuna de la que no disponemos,... Y hasta que se falle el juicio, tampoco vamos a conseguir un duro de los promotores. ¿Se le ocurre cómo disimular el desaguisado?


Coral Mañado (Ponferrada) (*)

DOCTORA MAIATU:

De disimular, nada, chachina. Tú enseña el piso bien ancha a tus amistades y cuéntales que ese armario es la última moda en decoración. "La habitación que se guarda a sí misma", o algo así, diles que es el concepto. No te cortes ni enrojezcas, y mantente en tus trece, acabarás convenciéndolos y verás cómo más de uno te imita. Y envía recortes a las revistas de decoración, que ofrecen premios a la colocación de muebles más original. A nadie se le había ocurrido situar un armario en medio del salón, eres la primera, una pionera... ¡Es genial!

(*) Estos casos son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia... o debería serlo.

Usa el lavabo de la oficina para sacarse semen







CONSULTA #13


Esta consulta es muy, muy delicada, pero es que la situación es tan insólita que tenía que preguntarle a alguien. Tengo un compañero de trabajo que es bastante buena persona; rarito, sí; con un montón de manías y ocurrencias peregrinas, también; pero no es mal tío en conjunto. El caso es que se ha casado hace tres años, y que le han diagnosticado que lo va a tener crudo para tener un hijo. Es más, el médico ha llegado a preguntarle si trabajó en alguna ocasión cerca de Chernobyl, para que vea usted como tiene de mal el aparato.



Total, que ahora ya han dejado el sistema de siempre para engendrar, y él y su mujer se han lanzado como locos al campo de la inseminación artificial, buscando triunfar a través de la ciencia, ya que la Naturaleza parece reacia. Toda esta historia la sé de su propia boca. Hasta aquí, pues bueno... les pasa a muchas parejas y quizá acaben teniendo suerte.



Pero el problema es que me ha metido a mí en el lío. Porque en mi oficina el jefe es de los antiguos, de los que sólo admiten que los trabajadores curren de sol a a sol, y además vengan los sábados. Claro, a mi compañero lo primero que le han pedido en la clínica adonde va ahora es una muestra de semen, pero la clínica cierra a las ocho, y por lo visto lo del semen tiene que ser entregado fresquito, nada de bromas. Así que un día viene y me dice que por favor que le ayude, que a última hora de la tarde va a tener que meterse en el lavabo de la oficina durante por lo menos tres días, a meneársela y sacarse semen, y luego salir disparado para entregarlo a la clínica. Y que necesita que mientras él está dentro del lavabo enzarzado en la faenita, yo le vigile la puerta por si apareciese el jefe, para cortarse en seco y abortar la maniobra hasta mejor fecha.



Y en éstas llevamos una semana, y ni una muestra de semen ha conseguido todavía, el desgraciado. Porque el jefe parece que tiene un sexto sentido (los jefes parecen tenerlo siempre, supongo que por eso habrán llegado a jefes, digo yo), y aparece cerca del lavabo justo cuando el otro acaba de entrar. Y yo, hala, me llevo cada susto, y entre sudores tengo que abrir la puerta y toser para avisar, y me siento ridículo, y esto no se acaba nunca...



Total, que el sainete me está destrozando los nervios, que vivo sin vivir en mí, por un marrón que ni me va ni me viene, y que... dios, empiezo a odiar mi propia pilila, porque me recuerda toda la película. ¿Se le ocurre algo para salirme de ésta y recuperar mi vida normal, doctora Maiatu?




Pedro Alapista (Concepción del Arenal) (*)





DOCTORA MAIATU:

Si como parece, tú conoces a la mujer de tu compañero, la solución primera que se me ocurre es la siguiente: vas, la llamas para que llore en tu hombro, la seduces (cosa fácil porque debe andar muy necesitada), la embarazas en un aquí te pillo, aquí te mato, y se acabó el problema. Todo el mundo contento y feliz, y a otra cosa mariposa.




(*) Estos casos son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia... o debería serlo.

martes, 11 de diciembre de 2007

Papa Noel, Reyes Magos: sólo puede quedar uno





CONSULTA #12
Mi hijo pequeño no acaba de entender cómo es posible que tanto Papá Noel como los Reyes Magos repartan regalos en Navidad. Dice que seguramente tiene que ser el uno o los otros, pero no todos a la vez. Yo no acierto a responderle, porque me parece razonable lo que dice. ¿No lo cree usted?


Mimí Cienluces (Málaga) (*)


DOCTORA MAIATU:


Tu hijo tiene toda la razón del mundo y demuestra además que el coco le funciona a la perfección. Nada de explicaciones metafísicas, cuéntale la historia de la Navidad como una batalla entre el Padre Invierno y el Padre Verano, así la entendían los antiguos paganos. Que vea a Papá Noel y los Reyes Magos como personajes de cuento, a los que no puede controlar. Y dile que en lo tocante a repartir regalos, cada uno elige quién va a traérselos, si Papa Noel o los Reyes Magos. Unos esperan al de la barba, los otros a los tres camellos... lo importante es tener algo ese día. ¡Vivan los regalos! Que lo disfrutéis con salud.


(*) Estos casos son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia... o debería serlo.

lunes, 10 de diciembre de 2007

Me marea con nuestras vidas pasadas


CONSULTA #11

Mi novia está chiflada por las tonterías de la Nueva Era. No hace más que marearme, hablando de las vidas pasadas que compartimos juntos, nuestros problemas sin resolver que arrastramos desde hace siglos, y demás gilipolleces. Cuando empecé a salir con ella, no era así, pero ahora no sé, cada vez le da más fuerte. Estoy pensando en dejarla. ¿Cree que es lo mejor?


Lucas Salinas (Guadalmar) (*)


DOCTORA MAIATU:


Eh, chacho, si la dejas, y lo de las vidas pasadas es verdad...prepárate a meterte en un círculo kármico sin final... y a no poder librarte de esa chavala en toda la eternidad. Yo creo que este problema lo estás enfocando al revés. La táctica que yo recomiendo aquí es la de "¿Quieres una taza? Pues taza y media..."


O sea, hazte más papista que el Papa, más "Nueva Era" y espiritual que tu novia y todos sus gurús juntos. No es difícil, te informas un poco en la biblioteca, y en seguida podrás hablar con libertad de chakras, viajes astrales, darma, y demás... Y a continuación, no hables de otra cosa, durante días y días. Insiste en no comer nada sin antes haber dado las gracias a los manjares por prestarse a ser tu alimento. A la hora de dormir, mantén la luz encendida hasta altas horas de las madrugadas, con el pretexto de que necesitas tu meditación diaria... Y así sucesivamente. Dos semanas, o menos, de espiritualidad intensiva y cogerá la maleta, te lo garantizo. No hay quien aguante tal arsenal de energía positiva. Ten una buena y próspera vida (Spock, "Star Trek"). :-)


(*) Estos casos son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia... o debería serlo.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

A la porra el amor eterno


CONSULTA #10


Una pregunta corta, doctora: ¿Cree usted en el amor eterno? Porque yo estoy hasta los cojones de buscarlo, y no recibir más que ostias.


Juan Bonista (Saudade, Galiza) (*)


DOCTORA MAIATU:


Creo en el amor eterno, y en el de corto plazo, y en el otro por capítulos, y en el del reencuentro, y en el de punto y aparte, y en el de ni contigo ni sin ti, y en el de hasta nunca, y en el de no me gusta, pero me aguanto, porque no tengo nada mejor... También creo en el amor físico, en el puro folleteo, en la jodienda salvaje, en el aquí te pillo y aquí te mato de una noche... E incluso creo que, aunque los casos son raros, puede una encontrarse a dos ancianitos que se adivinan lo que va a decir el otro, y que se miran con cariño, y que realmente han pasado la vida juntos y, precisamente por eso, felices. No hay que desesperar, según Platón tu otra mitad anda por ahí y en algún momento de la eternidad os encontráreis. Pero en el terreno práctico, recomiendo agarrar el poquito de amor que nos suele corresponder a la mayoría de los mortales día a día, según vaya cayendo. Que no hay que desaprovechar nada en ese aspecto, siempre y cuando eso no nos haga perder nuestra propia identidad.

Bufff.... es complicado, muy complicado: mira, para evitarnos dolores de cabeza y comeduras de tarro, olvida todas las cursiladas del párrafo anterior y al grano: lo mejor es que folles cuanto puedas, y no te compliques más. Y listo.

(*) Estos casos son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia... o debería serlo.

martes, 4 de diciembre de 2007

¡Mi marido ha perdido a mi niño al enviarlo a las "vacaciones blancas"!


CONSULTA #9

¡He perdido a mi hijo, doctora, o mejor dicho lo ha perdido el gilipollas de mi marido, que no se entera! Lo que me consuela es que lo tendré de vuelta en casa dentro de una semana, con suerte. ¿Pero mientras tanto debería acudir a la policía, qué cree usted? Porque estoy casi segura de que está bien atendido, donde quiera que esté.

Me estoy liando, lo siento, es que esto es una historia... de las de no dormir. Mi hijito tiene ocho años, aunque parece más pequeño porque es muy tímido. Y mira la de veces que le he dicho yo que tiene que sacar pecho y adelante, hablar y decir lo que piensa. Pues es incapaz; se queda callado, callado, y llega a fundirse con la pared. ¡La de veces que he pasado yo al lado suyo y no le he visto! Es una capacidad que tiene.

A pesar de todo, estaba muy ilusionado con las "vacaciones blancas" que organizaba su colegio para ir a esquiar. Iban a salir de una plaza muy conocida de aquí de Vitoria, y se iban a tirar 15 días aprendiendo a usar los esquís y demás. Yo, como de eso ni papa, pues no le sé decir. Pero siguiendo las indicaciones del colegio, le preparamos un equipaje decente y allá salió mi pobre angelito de casa, por primera vez en su vida de viaje solo, aquella mañana de hace una semana.

Lo iba a llevar mi marido hasta la plaza y el autobús. Y el caso es que ese retrasado (mi marido, no mi hijo, por supuesto) me contó que andaba todo concentrado pensando en un problema del trabajo. A esto se suma que al parecer en la plaza habían coincidido varios autobuses escolares. Todos iban a las "vacaciones blancas", pero a destinos distintos, y también eran de colegios diferentes. Y mi "media naranja", el muy cretino, como tenía prisa por resolver su dichoso problema laboral, embutió a mi hijito en el primer autobús que le pareció y allá se fue tan feliz, sin comprobar si se había equivocado.

Yo en un primer momento tampoco me inquieté. El trago empezó por la noche, cuando llamé al teléfono del albergue donde estaba la clase de mi hijo, y el monitor me preguntó por qué no había enviado al niño. O sea, que no subió en el autobús correcto. O sea, que ahora debe andar por otras pistas de esquí Dios sabe donde, con otros compañeros y monitores que no los conoce de nada, y .... bueno, usted se hace una idea. Aunque pensé en llamar a la policía en aquel momento, el monitor del colegio de mi hijo me tranquilizó y dijo que a lo mejor no era necesario, que en ese otro autobús en seguida se habrían dado cuenta de que llevan un niño de más y desconocido, y que se pondrían en contacto conmigo.

Pero claro, él no conoce a mi hijo Nacho y su capacidad de mimetizarse con el ambiente. Van pasando los días, prácticamente una semana, y silencio. Sé que suena raro, pero no me preocupa que le haya pasado nada, sólo espero que pasen otros pocos días más y vuelva. Todas las mañanas y todas las tardes me acerco a la plaza donde lo dejó el desgraciado de su padre, y miro a ver si coincide que llegue el autobús que me lo devuelva, pero hasta ahora no ha habido suerte. Calculo que si no veo de vuelta a mi hijito en otra semana, voy fijo a la Policía, aunque no me hace mucha gracias, porque de siempre los agentes y demás me han dado mucho respeto y los esquivo cuando puedo. No es que yo sea mala gente ni tenga nada que ocultar, qué va, aquí somos una familia tan decente como la que más, pero no me gusta andar con denuncias y tal y cual si puedo evitarlo. ¿Le parece que estoy obrando correctamente, doctora Maiatu?
Carmen Ungunzu (Vitoria)
(*)
DOCTORA MAIATU:
Eres de lo que no hay, Carmen. Tan madraza por un lado, y tan despreocupada por el otro. Y tu hijo ha salido a ti, seguro... porque a los ocho años ya podría haber avisado a los monitores de que anda por el mundo "equivocao". Pero esa capacidad de mimetizarse, si lo recuperas, haz porque la cultive, que no sabes lo que le va a valer en las reuniones encrespadas de la oficina cuando sea mayor... o cuando le pillen en jaque... o siempre, que ya se sabe que la vida es muy complicada casi todo el tiempo. Y entre tanto no vuelve... ¡¿qué haces que no has presentado esa denuncia en Jefatura corriendo de que te ha desaparecido tu hijo?!

Por muy tranquila que éstes sabiendo que todo lo más está en otra excursión escolar, y que no se lo ha llevado ningún desaprensivo, la Policía tendrá que confirmarlo. Y como sigas retrasando la denuncia, van a empezar a sospechar de ti, y cualquiera les explica ese razonamiento maternal que te has montado para no avisar desde un primer momento que has perdido a tu hijo. Que nooo lo van a entender, te lo digo yo, Carmen, ni ellos ni casi nadie.

En cuanto tengas a Nachito en casa, hala, de regalo un bonito móvil al niño, que aprenda a usarlo y que se mantenga comunicado cada tres horas más o menos. No sé si decirte que le insertes un chip localizador detrás de la oreja, pero creo que eso sería pasarme yo también. Buena suerte, chica, y que pronto esté la familia reunida una vez más. Si los casos que pasan por este consultorio son para dar de comer aparte... :-P
(*) Estos casos son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia... o debería serlo.

lunes, 3 de diciembre de 2007

Atienden al perro y pasan de la persona herida




CONSULTA #8
Cada vez estoy más convencida de que los humanos estamos locos. Resulta que tengo una perrita, nada especial pero la adoro, ya se imaginará. Aún así, me pareció muy fuerte lo que me sucedió el otro día. No suelo llevar a "Lali", que así se llama, de paseo por el centro de la ciudad, pero en esta ocasión no tenía mucho tiempo y, aprovechando que iba con una amiga, pensé en hacer los recados y luego, todo seguido, sacarla de paseo. Así iría más rápido que teniendo que volver a buscar a la perra después de las compras.



Todo iba bien hasta que llegamos a la calle principal; allí había mucha gente y casi no nos esquivábamos unos a otros en la acera. Y en éstas, otra chica que venía de frente, también con una amiga, no vio a mi perrita, que es pequeña y apenas pesa seis kilos, y tropezó con ella. Como consecuencia, se estampó contra la acera de frente, cuan larga era. Y lo era bastante. Se hizo daño en una rodilla, que empezó a sangrar.



Mi perrita, en cambio, sólo tuvo el susto, pero parecía que la habían asesinado. Se puso a aullar como una condenada, con la colita para abajo y temblando. Y en seguida empezó a reunirse gente alrededor de la escena, claro. Pero entonces me fijé que se reunían alrededor de mi perrita, y le hacían carantoñas y la acariciaban, y la de Dios. En cuanto a la pobre chica que se había llevado la peor parte del golpe, nadie le hizo ni p... caso, ni le preguntó cómo se encontraba... A duras penas, cojeando y ayudada por su amiga, se arrastró hasta los escalones de un edificio cercano y allí se sentó para recuperarse un poco.



O sea, que mucho compadecer a una perrita, pero pasando de los de nuestra propia especie. ¿No le parece que somos de lo que no hay, doctora?



Lily Atenta (Carrerilla) (*)
DOCTORA MAIATU:´



Qué razón tienes, Lily, no deberías sorprenderte de lo sucedido. Y todavía esas personas sintieron por lo menos compasión por la perrita, que luego hay accidentes en que ves al típico grupito reunido sólo para cotillear qué ha pasado. De pena. Pero anímate, también de vez en cuando sale a la luz alguna persona realmente buena que ha ayudado a muchas otras personas desde el anonimato. No hay que desesperar. Dentro de nosotros llevamos el cielo y el infierno, y es ésa combinación la que nos hace a los humanos tan especiales... tan monos en cierta manera... si entiendes a que me refiero. :-)------------------------------------------->












(*) Estos casos son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia... o debería serlo.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

Si mi mujer me pone los cuernos, ¿debo preocuparme?






CONSULTA #7



Después de tomar un café con un amigo, estoy realmente preocupado. NO sé por qué, pero la conversación derivó en mi amigo contándome una serie de historias horripilantes. Terror puro y duro. Como la de aquella chica que se lió con otro en pleno viaje de novios, o la otra que ni esperó a que pasara la noche de bodas: pretextó encontrarse mal en la fiesta y su marido la encontró en pleno folleteo con un invitado... ¡en la habitación del hotel que habían reservado para pasar su primera noche como matrimonio! Por no hablar de aquel otro caso... no, no quiero seguir. Acabé con el estómago revuelto y atando cabos. Yo soy de esos tíos anticuados de los que quedan pocos, que quiere a su mujer y nunca soñaría en montárselo con otra... no que nosotros nos lo montemos muy a menudo, pero en fin, son diez años de matrimonio y es comprensible. Pero me voy por las ramas: el caso es que de resultas de la conversación con mi amigo, recordé que mi mujer ha estado últimamente algo distraída, alejada, y pasando mucho tiempo fuera de casa... y de cobertura de móvil. Creo que tiene un amante, menos mal que ha tenido paciencia y hemos pasado la noche de bodas y la luna de miel sin mayores tropiezos, porque no aguantaría el bochorno de que me pusiera los cuernos delante de nuestras familias y nuestros invitados.

Y volviendo al presente, ¿qué hago? Quizá debería comportarme como un "latin lover" y sacar la navaja e ir en busca de ellos, de mi mujer y su ligue, pero la verdad es que mi temperamento no es así. Lo que me apetece es seguir con mi rutina, pasar de todo, y si tiene un amante, que lo disfrute, pero que no me maree con sus andanzas. A mí me gusta vivir sin sobresaltos, con toda la vida planeada cada día,... ¿Cree usted que estoy enfermo por pensar así? ¿Debo consultar a alguien?


Pepito Morales (Villanueva de Arriba) (*)


DOCTORA MAIATU:


Qué va, qué va, no estás enfermo, lo que pasa es que eres un comodón y un vago... ;-) Por lo menos lo reconoces, chico. Mira, puede que algún día tu mujer llegue a casa y te anuncie que te deja, pero otra posibilidad es que sea tan acomodada como tú (si se ha casado contigo por algo será, ¿no?) y sigáis ambos en el limbo por los siglos de los siglos: tú con crecientes cuernos y ella con crecientes amantes. Pues muy bien, no es lo que yo llamaría el matrimonio ideal, pero puede valer si os encaja a los dos y ninguno quiere cambiar, felicidades, y a disfrutar de vuestro... ¿matrimonio? ¿O diría mejor pandemonio? ;-)

(*) Estos casos son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia... o debería serlo.

Amo a tres hombres a la vez


CONSULTA #6

Doctora, ¿qué hago? Le aseguro que no soy ninfómana ni nada de eso, es más, hasta hace poco he sido bien tradicional. Mi primer novio, Carlos, ha sido mi único amor... hasta hace un mes. Ni siguiera estamos en primavera, pero yo me estaba sintiendo algo... tontita, ligera de cascos, con mariposas en el estómago, usted ya sabe la sensación.

Y entonces conocí a Juan haciendo la compra. ¡Era y es el hombre más maravilloso del mundo! Fue un flechazo y nos dimos cuenta en seguida. Pero entonces, a la salida del supermercado, el cajero... Lucas, se llama, zaaas, ¡segundo flechazo del día!

Tuvimos que disimular porque Juan iba justo detrás de mí, colocando en la cinta sus pimientos de Padrón y congelados, pero me las arreglé para volver pretextando que se me había olvidado algo en la caja, y citarme con Lucas. Luego, una vez afuera, apañé otra cita con Juan. La tercera cita fue con mi marido, que me esperaba en casa. No falté a ninguna, y desde entonces mi vida ha sido como una telenovela. Vivo sin vivir en mí, pero al mismo tiempo nunca había disfrutado tanto, escondiéndome de unos y de otros. ¿No seré ninfómana, después de todo?


Luci Callos (La Gomera) (*)




DOCTORA MAIATU:


No cielo, qué vas a ser ninfómana. Tú estás viviendo lo que casi todas las mujeres hemos soñado alguna vez, convertirnos en Angelina Jolie e ir a por todas. Mira nena, casi te puedo decir con seguridad que esta historia va a acabar muy mal, y que va a haber host... a repartir entre todos. Pero no creas que te estoy desanimando, no. Al contrario, si yo fuera tú lo disfrutaría mientras durase, y una vez se haya descubierto el marronazo, y todos tus ligues te hayan llamado p... a la cara y desahogado, tú te ríes por dentro y empiezas de cero.
La primera vez es la más difícil, mira si no a tantas grandes figuras de la historia, como Cleopatra o Josefina, que una vez que le cogieron el tranquillo se divirtieron de lo lindo. Piensa en que vas a ser la envidia de todas tus vecinas, que por fuera te llamarán fulana, pero por dentro no pueden de los celos y de "qué tendrá ésa que no tengo yo". Así somos las mujeres. En cuanto a los hombres... bueno, pobrecillos, ésos no cuentan mucho en esta película, son como las energías renovables. Pues los renuevas cuando se acaben las pilas, y a vivir que son dos días. Y de ninfómana, nada, tú lo que pasa es que has visto la luz... antes de que fuera demasiado tarde. Muchas felicidades, chavala.
(*) Estos casos son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia... o debería serlo.

martes, 27 de noviembre de 2007

No aguanto en un trabajo más de tres meses




CONSULTA #5
Hey, doctora, he visto que se toma algunas consultas a cachondeo, pero le pido por favor que me eche una mano con mi problema, y nada de bromas, que estoy preocupada de verdad. Resulta que no aguanto más de tres meses en un trabajo. Con el paro que hay y todo, no puedo evitar que a los tres meses me entre una compulsión y tenga que salir por la puerta. He salido de todas las maneras: con portazo, con escenita, tranquilamente, sin que nadie se enterara, previo acuerdo con el jefe, en plan de volveré mañana... y sin volver, en plan de vacaciones que luego se hicieron indefinidas... qué le voy a contar, soy una enciclopedia andante de la dimisión voluntaria, porque la verdad es que nunca les he dado tiempo a echarme.
Pero mis padres empiezan a pensar en meterme en un psiquiátrico y yo tampoco sé muy bien por qué hago eso. Bueno, sí lo sé: porque he tenido tropecientos curros y ni uno solo, fíjese bien, ni uno solo con condiciones decentes. Cuando no tenía una mierda de sueldo tenía un contrato basura, o bien ningún contrato, sin Seguridad Social ni nada; o bien de milagro que conseguía un contratín medianamente decente, y entonces el jefazo se creía con derecho a mi vida y a mi alma. Y hala a tragar mecha, respondiendo ante él en cualquier momento del día y de la noche. Hubo un curro en que estuve a punto de ir al psiquiátrico, del acoso al que me sometían. El puto teléfono sonaba a todas horas, les daba igual que tuviera descanso o vacaciones que que no.
Y luego lo más gracioso es que cuando, después de haber aguantado las condiciones más infames durante unas semanas, o meses, les dices que te vas, se alucinan y se cabrean, como si estuvieras despreciando el chollo más grande de la tierra. "Si es que hay cola para este puesto, piénsatelo bien", llegó a decirme uno de mis mandamases. Y hasta sería verdad. Total, que no es que me arrepienta de haber dejado esa mierda de trabajos, pero necesitaría una forma de salir del paso y conseguir algo estable para por fin tener un sueldo y poder montármelo en plan adulto. Que los años van pasando y una ya no está para tantas gilipolleces como antes. Seguir con mis padres a los 35 me toca los ovarios. Por favor, doctora Maiatu, ayúdeme con un buen consejo.
Mamen Hartanunca (Lugo) (*)
DOCTORA MAIATU:
Mira, Mamen, la mayoría de la gente se deja llevar por el miedo y se agarra a cualquier trabajo, por miedo a no encontrar nunca otro. Y ahí se pasan la vida, mes tras mes, pasándolas putas pero por lo menos cobrando algo a día 30. Ésa es la vía general. Lo que hacen los currantes para sobrevivir, emocionalmente hablando, es vivir vidas paralelas, por un lado son zombis en el trabajo, y sólo recuperan su antigua personalidad en sus ratos libres. Claro que la doble vida pasa factura y al final su existencia toda se tiñe de un tono grisáceo (qué poética me he puesto).
Pero no te desanimes, hay otra opción. Claro que es más arriesgada y puede que tengas que pasarte unos cuantos años bohemios sableando a amigos, parentela y conocidos para sobrevivir, hasta que tengas éxito... o definitivamente dependas de la beneficencia.
Es aquello que dicen los yankis de la Nueva Era, tan bonito: "Ponte a hacer algo que realmente te guste, y ya no tendrás que trabajar un día más en el resto de tu vida". Supongamos que a ti te gusta hacer teatro (lo del portazo en la oficina me ha puesto sobre la pista), o equilibrismo, o patinete,... o yo qué sé. Mira a ver si encuentras alguna manera de rentabilizar tu "hobby". Cosas más raras se han visto que gente que se empeña en salir adelante con sus aficiones, y al final acaban multimillonarios. Pruébalo, bonita, que para la primera vía, la general, siempre estás a tiempo. Mucha suerte y ya me contarás. Con tal de que no se te ocurra hacerme la competencia poniendo otro consultorio... :-O
(*) Estos casos son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia... o debería serlo.

lunes, 26 de noviembre de 2007

El gafe se hereda; yo soy la prueba


CONSULTA #4
Desde hace dos meses estoy muy preocupado. Hasta ahora no me había importado mucho la historia de la familia, pero es que llevo semanas sin hacer una a derechas. Y cuando pienso en mi abuelo y en mi padre... que a ver si hay algún gen de esos hereditarios que me hayan "pasao"... pues entonces estoy "jodío".
Porque lo de mi abuelo traía tela... que puso una granja de pollos poco antes de la Guerra Civil, y primero pasaron por allí los "azules" y no dejaron ni una pluma, del hambre que traían. Pues el hombre, con más moral que el Alcoyano, recoge los pocos ahorros que le quedaban e intenta resucitar el negocio. Pero qué va, en éstas vienen los "rojos" de la montaña y hala, vuelta a dejarle sin nada. En esas circunstancias, mi abuelo se quedó arruinado y ya desde ahí, no volvió a levantar cabeza. Negocio que montaba, negocio que se iba a pique por las tonterías más grandes. Cuando puso una sastrería, se inventó el "prêt-à-porter". Si le daba por los sombreros, dejaban de llevarse. Y así sucesivamente, una pena todo.
Lo de mi padre fue de aúpa también. Era capaz de chocar con el coche en una carretera secundaria en la que no pasaban dos vehículos en todo el día, él... y el otro con el que se estrelló de frente. Que para más colmo venía en su mismo sentido. ¿Cómo pudo hacerlo? Nadie lo sabe hasta el día de hoy.
En las tiendas del barrio le temían y hasta había alguno que colgaba el cartelito de "cerrado" en cuanto le veía acercarse. Porque establecimiento en el que entraba, establecimiento que iba de culo. El bar de la esquina tuvo que cerrar tres veces, hasta que al nuevo dueño se le ocurrió prohibir la entrada a perros... y a mi padre.
En el amor no le fue mejor: mi madre, una santa pero muy humana, le puso los cuernos por todo lo alto con un técnico electricista que vino un día a revisar la instalación del edificio. Revisó la instalación... y a mi madre.
Mi padre, pobre hombre, tuvo la mala suerte de no enterarse hasta el día antes de su muerte, cuando mi madre en conciencia no pudo callar más, y cuando a él no le daba tiempo a cambiar el testamento. Y cuando en realidad le daba igual, porque para qué morirse "disgustao". Pues así se murió, pobrecillo. Gafe hasta el final.
Yo hasta ahora pensaba que me había librado de la herencia familiar, pero no. Hace tres meses yo llevaba una vida más que decente: ahora estoy en el paro, sin saber por qué, el dinero se me acaba y no me sale una oferta de empleo ni de casualidad. La única que me salió era una engañifa "pa" vender de puerta a puerta, y mientras aceptaba ésa, perdí otra que me valía. Cago en... A mi mujer la tengo con las maletas en la puerta, a punto de irse porque dice que ya no me soporta, pero que me deja a los niños, que a ella le toca vivir la vida, y bla, bla, bla... ¡Pero qué más vida quiere vivir, si nunca ha pegado golpe, y siempre ha tenido de todo como una reina! Y de nuevo las tiendas del barrio están en estado de alerta conmigo, que ya he empezado a notar malas caras, a ver si me cuelgan a mí ahora el dichoso cartelito de "prohibida la entrada". ¿Se le ocurre algo para librarme del gafe heredado, doctora?
Chus Milvientos (Girona) (*)

DOCTORA MAIATU:
Me parece que el "gafe" tuyo no es heredado, Chus, sino que lo estás creando tú a fuerza de bien. Repasemos tu historia familiar: si tu abuelo era tan "gafe" como dices, que nadie lo niega, y si tu padre ídem de ídem, y sabemos que tu madre se lió con el técnico electricista, ¿cuántas posibilidades tienes tú de ser legítimo? Muy pocas, hijo, muy pocas. Seguro que eres hijo del técnico ése, que la suerte la tenía a espuertas, ya ves qué bien salió del paso. O... ¿no creerás que tu padre, con lo gafe que era, iba a pasarse sin cuernos 100%, no? Yo apostaría por olvidarme de "gafes" y tonterías y reconocer tu herencia, ir en busca de tu verdadero padre, gritarle "papaaa" a la cara con lágrimas en los ojos, y con la insinuación de que ahora hay análisis de paternidad y demás zarandajas, sacarle pasta a espuertas hasta que encuentres otro trabajo. A él se le acabó la suerte, pero tú, Chus, acabas de empezar la auténtica buena racha.
(*) Estos casos son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia... o debería serlo.

jueves, 22 de noviembre de 2007

La tengo demasiada grande





CONSULTA #3
Seré breve, doctora. La tengo demasiado grande, ése es mi problema. Y no logro que ninguna de mis amigas... vamos, usted ya me entiende,... repita por segunda vez conmigo una vez que me han probado, porque dicen que duele y que para sufrir, prefieren fingir un orgasmo con otro que la tenga pequeñita, que así es más relajado. Así que no mojo pan desde hace tanto que ni me acuerdo. Y encima en la pandilla, que aquí en mi barrio nos conocemos todos, me han puesto de mote "El Espolón". Mi madre se niega a salir a la calle de la vergüenza que pasa con sus amigas. En el taller donde trabajo, ningún compañero quiere tomar una cerveza conmigo después del curro, para evitar odiosas comparaciones. Y yo ya no sé qué hacer. En Internet todo son anuncios para aumentarse la pirulina, nadie habla de bajársela. ¿Se le ocurre algo?
Lolo Malfario (Carbancha) (*)

DOCTORA MAIATU:
Se me ocurre que te has equivocado de profesión, Lolo, que tienes un futuro brillante y que no lo sabes. Si ya lo dicen los americanos: "Dios da pañuelo a quien no tienes narices". Y las narices para ti es el negocio del porno, chaval, que mueve miles de millones al año, y que cuando te vean aparecer con tu herramienta se te van a rifar, ya verás. Y a partir de ahí, la cosa es fácil, porque tienes lo principal. Te vas a forrar. Mándame una propinilla cuando consigas tu primer sueldazo millonario. Ya alquilaré alguna de tus obras de arte en el videoclub. Un besazo, y a cuidártela bien, que eso que tienes en la entrepierna es la gallina de los huevos de oro.
(*) Estos casos son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia... o debería serlo.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

Los vecinos del quinto me han echado la puerta abajo


CONSULTA #2
Ayúdeme doctora Maiatu:
Soy el guardián de una finca urbana (bueno, el portero de siempre) y lo que me ha pasado recientemente es para aparecer en "El Caso". ¡Que me han tirado la puerta de mi casa abajo unos indeseables del quinto! Ni en "Aquí no hay quien viva", vamos. Y eso que yo podría contar cada historia de esta nuestra comunidad... como que los inquilinos se hacen mayores y algunos ya pasadísimos de cabeza y talante. La del octavo, todos los días se va a la compra, vuelve y me deja el carrito lleno de víveres "aparcado" delante de mi garita en el portal. Y hala, todos los días arrastrando el dichoso carrito hasta el ascensor y subiéndolo. Y eso, cuando el ascensor, que también data del año del colerón, no se estropea. Entonces, o subo el carrito los ocho pisos a pie, que lo hice una vez y juré por mis muertos que nunca más; o me dedico a esperar a que la señora vuelva a salir de su piso, que a veces se tarda varias horas. Y ella, tan fresca, sin acordarse para nada de sus compras. Lo más que me dice es: "¡Braulio, hoy mismo he comprado yo también merluza fresca, como la que me trae en ese carrito!" Para merluza la que arrastra ella en su cabeza, digo yo. Que hay veces en que se me contagia y no sé si voy o vengo. Menos mal que tampoco calcula en cuestiones de dinero y en las últimas Navidades... ¡me largo una propinazaaa! 600 euros del ala me cayeron, y a ella le parecía poco. En fin, que con golpes así uno sigue aguantando.
Luego están los impresentables del sexto. Éstos tuvieron unos hijos impresentables, qué menos,y ahora tienen nietos. ¡Y qué nietos! Están al acecho con botellas de agua llenas para que, cuando un servidor salga al patio, le caiga un buen chaparrón. Ya he protestado varias veces y nada, siguen soltando a las fieras. ¡Qué cruz, qué cruz!
Pero lo que ha colmado el vaso, y ha hecho que me replanteara cambiar de profesión, ha sido lo de este fin de semana. El quinqui del quinto es hijo de los dueños del piso y, aprovechando que sus padres estaban fuera, se fue de juerga con su novia, una guarra de mucho cuidado, sólo hay que verle las piernonas gordas enfundadas en una mini mini que se pone. Y no es que yo sea mirón, pero con esas pintas la ve cualquiera a dos kilómetros de distancia, no hay forma de evitarlo. El chaval viste bien, en cambio, se nota la pasta de los papis, pero de la azotea casi está peor que la del octavo. (Aquí entre nosotros, yo creo que se mete algo, porque ya me dirá usted si no). Espere, espere, que le cuento.
Eran las tres de la madrugada y yo, con mi parienta, dormía el sueño de los justos. Los fines de semana son algo más calmados y aprovecho para reponerme de la convivencia diaria con ésta nuestra comunidad. Y de repente, ¡boom! un zambombazo espantoso que hace que aterrice en el suelo desde la cama. Mi parienta, que se despierta también, y ni corta ni perezosa, me anima a que sea yo quien dé el do de pecho y me lance por el pasillo adelante. "¡Braulio, que tú eres el hombre!" El hombre, el hombre,... cago en... Pues que cojo aliento, y un bastón grueso que tengo para ir de pascuas a ramos al monte, trago aire, y me decido. Entro en el salón como una tromba, porque malos tragos, pasarlos pronto, y ¿qué me encuentro? Al vecinito del quinto, uno ochenta de estatura y cero gramos de cerebro, un armario de chaval todo colocado y tambaleándose, mientras su supermoza le sujeta de un lado y él, al verme, gime: "¿Dónde están las llaves?", que sólo le faltó añadir "matarile, rile, rile". Me fijo y a través del salón veo que, que... ( me atraganto) ¡que se ha cargado la puerta, que la ha arrancado de las bisagras y ha entrado cual Obelix! Lo siguiente que pasó fue que el chaval se agacha y echa una pota monumental en medio de la sala. Y después, el diluvio, que se desmaya. Ahí fue la de Troya. Gritos, carreras, llamadas a sus padres a ver qué hacíamos. Total, que una semana después el suceso sigue siendo la comidilla de los vecinos, yo sigo sin puerta, pero por lo menos los del quinto me han pagado una indemnización para que no denuncie a la policía. Parece ser que el chico se fue de juerga y se olvidó las llaves para entrar en el piso. Alucinando como estaba, recordó que yo guardo copia de las llaves de todas las viviendas en mi casa, y decidió coger la suya, sin importarle las puertas ni barreras que encontrase en su camino.
El caso es, doctora Maiatu, que yo ahora me encuentro muy deprimido, como con resaca. ¿Esto es normal? ¿Qué hago, dejo el trabajo? Porque lo que me ha pasado me ha dejado secuelas, que me despierto en medio de la noche con pesadillas y temblores, soñando que alguien ha vuelto a entrar en mi casa. (Ahora, que todavía estamos sin puerta, lo tienen chupadísimo). ¿Qué hago, qué hago? Ayúdeme, por Dios.
Braulio Z. (Cabañaquinta) (*)


DOCTORA MAIATU:
Pues algo parecido al chantaje, Braulio, hijo, si lo tienes a huevo, vamos. Que conste que yo no he hablado de extorsión, sólo lo digo para aclarar conceptos, no vaya a ser que me cierren el consultorio. De lo que hablo es de un acuerdo amigable con los del quinto, que tú mismo reconoces que están forrados. Coméntales como quien no quiere la cosa que podrías sacar algún dinerillo contando esto en uno de esos programas tipo "Diario de Ledizia", y que no vas bien de fondos este mes, y recuérdales lo de tus secuelas, que eso hasta podría ser denunciable, y saldría su hijo en la prensa, y bla bla bla. En un minuto seguro que se ofrecen amablemente a darte la ayudita mensual que necesitas para superar temores y pesadillas. Y hala, a vivir que son dos días. Cuídate, amigo, y que te mejores.


(*) Estos casos son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia... o debería serlo.

martes, 20 de noviembre de 2007

Pago los plazos de mi ex... ¡y no sé cómo parar!


CONSULTA #1

Estimada doctora Maiatu:

No sé cómo me he metido en este lío. Hace tres años entró en la oficina el hombre de mis sueños: encantador, divertido, supergalante,... Caí rendida en pocos días. Todas las mañanas me enviaba al trabajo un ramo de rosas, y por las tardes venía a recogerme puntualmente. Se ofreció a hacer la limpieza de mi apartamento,y la compra, y a sacar a mi perrita de mi paseo, qué le voy a contar, era Don Perfecto cien por cien. Mis compañeras del curro se morían de envidia y yo iba por la vida flotando entre nubes.

A los seis meses ya pensábamos en vivir juntos. Recogí mis cosas, avisé de que dejaba mi apartamento y partí rumbo a una nueva vida de risas y rosas. Y ahí empezó mi desgracia: descubrí que su piso, más que un nidito de amor, parecía el plató de "Con ocho basta". ¡Tenía cinco hijos de su primer matrimonio, el muy desgraciado, de los que no me había hablado! Y hasta un gato que no paraba de meterse con mi pobre "Cuqui", mi encantadora perrita. Estuve a punto de dar media vuelta y largarme allí mismo, pero el hecho de que hubiera desarrendado mi piso me frenó, y decidí probar con la convivencia. Aquello me perdió, las cosas fueron de mal en peor.

El hombre encantador desapareció y apareció el Cromagnon que no lavaba un plato y que a casa sólo venía por las noches a dormir. Y eso si había suerte, porque a veces trasnochaba fuera de casa, que me enteré yo por la prima de la panadera del barrio que se iba a dar un revolcón en su coche con una antigua novia, la muy guarra, que siempre estaba muy dispuesta.

Aguanté tres años de mal en peor. Gritos, peleas, insultos y descalificaciones. Pero era el único hombre con el que funcionaba bien en la cama y claro... el seso tira mucho. Después de uno de aquellos acelerones con los que me obsequiaba de Pascuas a ramos, aprovechó mi estado postcoital para lograr que pusiese mi firma en la compra a plazo de "unas cosillas para la casa", dijo el muy cabrón. Sólo cuando llegó el primer plazo me di cuenta horrorizada de que le estaba pagando la renovación de los electrodomésticos al completo, más sus caprichitos informáticos (consola veo, consola quiero), y otras cuantas chucherías más, por un monto de casi 500 euros al mes, la mitad de mi sueldo, porque una es mileurista de toda la vida y "pa" seguir.

Total, que la bronca fue monumental, y acabé yéndome a casa de mi hermana, y en ese momento me despidieron del trabajo, porque las desgracias nunca vienen solas. Y aquí estoy, cobrando el paro y dedicándo casi la mitad del dinero a pagar los plazos de mi ex, sin posibilidad de alquilar otro apartamento, porque el subsidio de desempleo no da para más. Pero todo túnel tiene su salida y el caso es que últimamente ha empezado a rondarme un vecino (de mi hermana) alucinantemente atento, que me dice unas cosas tan bonitas, y lleva a mi perra de la correa cuando la paseo y bueno, que me hace tilín. ¿Usted qué opina, doctora?


Mari Pepa (Móstoles)(*)


DOCTORA MAIATU:

(Suspiro) Mi consejo es que según te llegue el subsidio del paro cada mes, y una vez descontados los plazos que pagas a cuenta del cabrón número uno, agarres el resto y te vayas de compras, y no pares hasta gastártelo todo el día uno. Una vez que te hayas quedado sin liquidez para el resto del mes, ya puedes acudir junto al cabrón número dos, éste presunto, aunque sospecho que no tardará en aportar pruebas del calificativo. Podrás pasear con él, salir de copas con él, y hasta tener "seso" con él tranquilamente.

Si en algún momento hay que pagar algo, lo que sea, explícale que estás en tratamiento psicológico conmigo, y que no tienes ni un duro. Y si él te convence para que no sigas mi consejo, recuerda que aún no me has pagado la consulta, por lo antes de dejar de hacer lo que te digo, ponte en contacto conmigo para que te diga mi número de cuenta corriente y lo que me debes. Que así por lo menos el dinero no se malgastará con gilipollas. Nada, hija, que me tienes contenta.


(*) Estos casos son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia... o debería serlo.